El pasado domingo, a través de las redes sociales, la Asociación para la Liberación y Bienestar Animal (ALBA) publicaba el horror que se habían encontrado en un hangar en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Allí habían sido localizados alrededor de 20.000 pollitos, un alto número de ellos muertos, con pocos días de vida que llevaban supuestamente desde el viernes allí después de que su comprador rechazase el envío, según ha recogido Telemadrid.
Desde la protectora de animales con sede en Madrid han contado a través de su perfil en Facebook que les dieron el aviso el mismo domingo y que los animales llevaban allí casi tres días sometidos a bajas temperaturas, sin alimento y que habían llegado a un punto que algunos, para sobrevivir, se comían a sus compañeros de hacinamiento muertos.
Una vez recogidos, en ALBA colgaron un vídeo en el que denunciaban que no existan protocolos desde el aeropuerto para actuar más rápido y de manera eficaz en casos como este. El origen de los pollos no ha trascendido, pero sí se ha sabido que la razón por la que se encontraban abandonados era que el cliente que debía recibirlos en África rechazó el envío. Y allí quedaron varados los animales, más de 20.000, sin atención.
El elevado número de ejemplares hizo que ALBA pidiese ayuda para poder atenderles y salvar al mayor número posible. Se solicitaron lámparas de calor, bebederos, comida y también se buscaban casas de acogida donde se hiciesen cargo de grupos de entre 10 y 15 pollitos. Su llamado surtió efecto y poco después actualizaron la información anunciando que “ya están todos reubicados en diferentes casas de acogida y santuarios… Los que han sobrevivido, que no han sido muchos. Muchas gracias a todos por vuestro interés”.
Algunos de los animales se quedaron en sus instalaciones y les atendieron como pudieron, fabricando una suerte de incubadora en la que proporcionarles calor. Si embargo, no todos lograron sobrevivir a la noche. “Por desgracia muchos de los pollitos no han podido superar la noche por el frío. Las fuentes de calor no eran suficientes para todos ni había suficiente potencia de luz para calentar a tantos pollitos”, publicaba un día después ALBA.
Los que sí sobrevivieron fueron recolocados y “tendrán una oportunidad real de salir adelante, bien cuidados, en las condiciones que necesitan”. En su último comunicado, acababan agradeciendo a la ola de solidaridad que había despertado el caso de los pollitos y deseando que “este suceso tan grave sirva para hacernos reflexionar sobre la forma en la que el ser humano explota a los animales, y qué podemos hacer cada uno de nosotros para cambiar las cosas”.