Alemania y Francia exigirán el uso de mascarillas profesionales, bien quirúrgicas o las FFP2, para acceder al transporte público, a los comercios o a cualquiera de los servicios administrativos todavía abiertos, que siguen siendo muy pocos en el caso de Alemania.
La variante británica del coronavirus circula ya en sesenta países, en diez más que los contabilizados el 12 de enero, según los datos de ayer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ante al aumento de los contagios países como Francia o Alemania han recomendado utilizar una protección profesional para evitar la propagación de esta variante más peligrosa. Alemania tomó la decisión a última hora del martes, tras una tensa reunión de Angela Merkel y los presidentes regionales de los Bundesländer en la que quedó fijado que solo las mascarillas profesionales ofrecen un nivel aceptable de protección. También se decidió prolongar al menos hasta el 14 de febrero el cierre vigente desde el 2 de enero, que afecta a gastronomía, ocio, cultura, deporte y comercio, excepto supermercados y farmacias, además de los colegios y guarderías.
En Francia, el Alto Consejo de Salud Pública, organismo que asesora al gobierno en temas sanitarios, recomienda que, debido a la propagación de nuevas variantes del coronavirus, se evite usar mascarillas de tela no homologadas y se utilicen dispositivos que filtren, al menos, un 90% de las partículas en suspensión.
De acuerdo con este organismo sería conveniente no utilizar las mascarillas de tela o artesanales así como las quirúrgicas, que filtran solo el 70% de las partículas. El problema está en que estas últimas no siempre se adaptan a la morfología del rostro y no son 100% herméticas.
España aún recomienda las mascarillas higiénicas
En España, el Ministerio de Sanidad aún aconseja utilizar mascarillas higiénicas ( categoría en las que se incluyen las de tela y las no consideradas profesionales) para las personas sanas. No ha variado su recomendación, pese al conocimiento que se tiene ahora de la transmisión por aerosoles y la disponibilidad del material sanitario.
Existen cuatro tipos de protectores faciales para defenderse del virus. Las que aportan mayor protección son las FFP2 (consideradas equipos de protección individual). En segundo nivel están las quirúrgicas, consideradas productos sanitarios, y después las higiénicas o fabricadas con tela. «En esta categoría se debe distinguir entre las que están homologadas y han pasado controles de seguridad y las caseras, sin ningún tipo de control ni capacidad de filtrar bacterias ni virus», explica Antonio Blanes, director de Servicios Técnicos del Consejo General de Farmacéuticos de España. Blanes asegura que las higiénicas homologadas tienen una eficacia de protección similar a las quirúrgicas. «Si toda la población llevase un mascarilla higiénica certificada sería muy difícil la transmisión del virus. Otra cosa es que no se cambien como se debieran. Una quirúrgica o higiénica no debe llevarse más de tres horas continuadas y una FFP2, ocho», recuerda.
En algunos centros sanitarios españoles sí se prohíbe el acceso con mascarillas de tela y se ofrece una quirúrgica a cambio. «Esto no significa que las higiénicas homologadas no protejan. Pero no se puede distinguir entre las que están y no lo están a simple vista. La opción más fácil es cambiarla por un producto sanitario», argumenta Blanes.
Nuevas variantes
La OMS está preocupada por la aparición de nuevas variantes del virus y no solo la británica. La agencia sanitaria de Naciones Unidas anunció ayer que otra de las variantes, la sudáfricana, se propaga de forma más lenta y está presente solo en 23 países, tres más que el 12 de enero. El organismo declaró que vigilaba también la evolución de dos otras variantes detectadas en Brasil, en el estado de Amazonas.
Reconoce que aún no se sabe si la transmisibilidad o la gravedad de la enfermedad de estas dos últimas «se verán modificadas por las nuevas variantes».