La Delegación Territorial de la Junta en Burgos ha incoado expediente sancionador al Ayuntamiento de Poza de la Sal como presunto responsable de la comisión de dos infracciones administrativas, una «muy grave» y otra «grave», por la utilización de animales vivos, gallos y conejos, en la ‘Danza del Escarrete’ que se realiza en febrero en la localidad.
Los hechos expuestos en las denuncias de la Asociación Nacional para la Protección y Bienestar de los Animales (Anpba), sin perjuicio de lo que resulte de la instrucción del procedimiento sancionador, «pueden ser constitutivos» de infracciones administrativas, según la Ley de 1997 de Protección Animal de Castilla y León, que tipifica como muy grave «utilizar animales vivos en fiestas que impliquen tortura, sufrimiento, crueldad o maltrato, o hacerles objeto de tratamientos antinaturales», y tipifica como grave «imponer a los animales la realización de comportamientos y actitudes ajenas e impropias de su condición o que impliquen trato vejatorio».
Anpba, a través de un comunicado, recuerda que el Juzgado de lo Contencioso de Burgos, en sentencia firme dictada en 2017 dando la razón al colectivo, estableció como «hechos probados» que los animales «padecen» y «sufren», según fue «admitido por todos» los peritos. Aun cuando, tras la sentencia del Juzgado de Burgos, en Poza dejaron de colgar a los animales por las patas en una percha, estos siguen padeciendo estrés, denuncia Anpba, que añade que, de hecho, los gallos y los conejos permanecen atados por las patas a una argolla clavada en el centro de la plaza mientras se ejecuta la danza.
La asociación ha propuesto en varias ocasiones al Ayuntamiento de Poza que en la tradicional ‘Danza del Escarrete’, los animales de carne y hueso sean sustituidos por otros simbólicos, de atrezo, que puede ser de cartón piedra, yeso, arcilla u otros materiales, y que «los pozanos y pozanas colaboren activamente siendo ellos los encargados de elaborar, manual y artesanalmente, gallos y conejos simbólicos, para colocarlos en el centro de la plaza, constituyendo así una actividad lúdica en las que los propios vecinos puedan impregnar el acto con su propia creatividad, y sin necesidad de utilizar animales vivos que padecen y sufren estrés según establece la sentencia firme».