La aparición de brotes de peste porcina africana (PPA) detectados en Alemania –el pasado 10 de septiembre se confirmó la enfermedad en un jabalí y ya son 32 los contagios en el área acotada de Branderburgo– ha incrementado más, si cabe, la inquietud entre los productores de porcino en España, y especialmente en Aragón, una de las principales comunidades productoras junto con Cataluña. «Lo que demuestran estos brotes es que esta enfermedad, la mayor amenaza sanitaria para esta ganadería, es real y está cada vez más cerca», señaló este miércoles Daniel Quílez, corresponsable del sector en UAGA, que recordó que la preocupación es mayúscula en la Comunidad, porque la existencia de esta enfermedad supondría un mazazo, más en el complicado momento de crisis provocado por la pandemia, para un sector que supone el 60% de la producción final ganadera y el 40% de la producción final agraria y lidera las exportaciones agroalimentarias.
Por eso y para prevenir posibles contagios, tanto la organización regional como la coordinadora federal en la que está integrada (COAG) han trasladado al ministro la Agricultura, Luis Planas, la necesidad y urgencia de habilitar un presupuesto específico para poner en marcha medidas prioritarias que eviten la entrada de la peste porcina en el país. «Se están haciendo controles especialmente a los animales importados, pero no son suficientes», destacó Quílez.
El representante de UAGA insistió en que hay que actuar cuanto antes para controlar la sobrepoblación de jabalís, «que son una verdadera plaga». Para ello la organización agraria propone que se extreme la vigilancia en los corredores de entrada de jabalíes a lo largo de la frontera con Francia (Cataluña, Aragón, País Vasco y Navarra) para impedir que los animales lleguen a España. Y para reducir drásticamente la densidad de jabalíes que ya están en territorio español, UAGA exige un plan de caza en el que tendrían que colaborar y coordinarse la administración central, autonómica y local, los cazadores, los agentes rurales y el Seprona. «Además es importante que se realice un seguimiento en los cotos de caza, con un control de origen y analíticas a los animales», detalló.
No son estos los únicos animales que podrían transmitir la enfermedad. Por ello, la organización agraria considera que dado el importante número de lechones que se importan procedentes de la Unión Europea, resulta imprescindible reforzar el control de entrada en frontera y solicitar a todos los camiones que transportan esta mercancía la documentación de bienestar animal, así como el origen y destino de los animales y su control serológico. Un control que debería extenderse también a otros animales como terneros, cuando proceden de países positivos en PPA, «porque en muchos casos se utilizan el mismo el transporte», detalló Quílez.
El representante sindical explicó que este presupuesto tiene que tener en cuenta además la compra o el alquiler de un sistema masivo de sacrificio para dar respuesta ágil y eficaz en caso de que apareciera un foco de animales positivos a la PPA. «Cuando hay contagio hay que sacrificar a los animales, pero habrá que decidir cómo se hace para ser rápido y evitar la expansión de la enfermedad porque el sistema que utiliza China, por ejemplo, que los echa a una zanja y los quema, aquí no lo entendería ni lo aceptaría la sociedad», explicó Quílez.
Oportunidades en el mercado
Advirtió además que la peste porcina supondría una grave afección económica para las explotaciones ganaderas. Incluso aunque ni siquiera estuvieran afectadas por la enfermedad. Pone como ejemplo lo sucedido en Alemania. «En cuanto ha aparecido el primer caso en un jabalí, China, que es su principal mercado, ha cerrado sus fronteras al porcino alemán», apuntó.
Y lo que es más, garantizar la sanidad en el porcino puede ser una oportunidad comercial para el sector que podría aprovechar así el hueco que deja Alemania en el mercado chino. «Si estamos atentos y hacemos bien los deberes podríamos incluso salir beneficiados», destacó Quílez.