La asociación Huellas Salvadas, según explica la policía en una nota de prensa, se encargó de dar los cuidados necesarios al animal, que pesaba 18 kilos cuando lo encontraron. Muy lejos de los cerca de 60 que suele pesar un mastín de sus características. A pesar de los esfuerzos, Rangar fallecía algunos días después.
Una investigación paralizada por la Covid-19
El estado de emergencia derivado de la pandemia, ha ralentizado numerosos trámites, entre ellos esta investigación. A pesar de lo cual, la policía ha continuado buscando pruebas sin cesar, obteniendo frutos siete meses después.
Los agentes recabaron información y testimonios en la zona, y consiguieron identificar a la persona al cargo de Rangar, y una finca en la que encontraron más pistas y más signos de la barbarie. ??
No cabía duda, allí se estaban dando casos graves de maltratos animal.
Las evidencias
Con las pruebas sobre la mesa, la policía pudo detener al sospechoso, que negó los hechos.
Tras un registro exhaustivo de la finca, encontraron “varios huesos animales en la zona prevista, signos de diversas infracciones administrativas graves y muy graves a la Ley de Protección Animal autonómica y local”, según la policía. Además de “varios perros, mastines y galgos con los mismos signos de alimentación inadecuada”, al igual que Rangar.
El sospechoso, ahora detenido, deberá ser juzgado por delitos de maltrato animal. Afortunadamente, la policía dio con el resto de los animales antes de que fuese demasiado tarde para ellos. Rangar no corrió la misma “suerte”.