La tradicional bendición de mascotas que desde hace años se celebra en la parroquia de San Andrés con motivo de la festividad de San Antón deberá esperar al menos hasta el próximo año. La actual situación sanitaria será, una vez más, la causa de la suspensión de una celebración en Talavera, en concreto una que reúne cada año a varios cientos de talaveranos en torno a esta iglesia parroquial del barrio de Puerta de Cuartos acompañados de sus animales de compañía con vistas a que sean bendecidas.
Tal y como confirmó a La Tribuna el párroco de San Andrés, Vicente Domínguez, desde la parroquia y la Asociación Cultural Amigos de San Antón han tomado la decisión de suspender todas las celebraciones con motivo de esta festividad. Así, no habrá bendición de animales ni procesión, como tampoco las tradicionales migas a las que invita la asociación cada año al término de la jornada. Tampoco se harán las actividades con las que se complementa esta fiesta en los últimos años de la mano de la Asociación Cultural y que se vienen realizando los días previos al día de San Antón.
Como explicó Domínguez, la situación sanitaria, que en el caso de Talavera ha llevado a decretar el nivel 3 esta misma semana por el aumento de contagios de Covid-19, hace que «cualquier invitación a que la gente salga de sus casas y comparta es una temeridad». En este sentido, se ha procedido a suspender tanto la procesión como la bendición de animales, de tal manera que la festividad se ceñirá a la celebración de la misa mayor de este domingo dedicada a la memoria y la fiesta litúrgica de San Antón, al que se le pedirá «su protección».
aforo del 40%. En cualquier caso, esta celebración litúrgica estará condicionada por las restricciones de aforo que marca el nivel 3 decretado por las autoridades sanitarias, que se reduce en espacios cerrados a un 40% del aforo en el caso de las actividades religiosas de ámbito social. Una cifra que se prevé completar con los propios feligreses de la parroquia de San Andrés.
«No podemos hacer más por responsabilidad», indicó el párroco, quien reiteró que tanto desde la parroquia como desde la asociación cultural consideran que se ha de ser «muy escrupulosos y delicados con algo tan serio como es la pandemia».
Se espera que el próximo año se pueda celebrar ya con normalidad esta festividad, que atrae hasta este populoso barrio talaverano cada 17 de enero a pequeños y mayores y a familias enteras con mascotas tradicionales como perros, gatos y canarios, que se mezclan con otras más originales como reptiles, conejos, gallinas, burros o cabras, buscando la protección del santo para sus animales.
Lo que sí se podrá disfrutar este año será el dulce típico de esta festividad, como son las caridades, que se pondrán a la venta en un puesto habilitado junto a la entrada del templo. «Va a ser el único testigo fuera de la iglesia de la fiesta y de la memoria del santo», señaló el párroco.