Su nombre es Patches, y su historia ha trascendido hasta el punto de que los noticieros se han hecho eco de ella. Vagaba por las calles de Clarksville, en el estado estadounidense de Tennessee.
De raza Pastor Australiano, pasó meses en la calle y, gracias a los vecinos, que le dejaban comida y agua en los jardines de la zona, pudo sobrevivir. Aún así, no conseguían acercarse a él, tenía miedo. Su chip reveló el motivo, y es demasiado triste.
Un día, la pata de este perrito, quedó atrapada en su collar. Uno de los vecinos que se ocupaba de él se dio cuenta, y alertó de que necesitaba ayuda, pero era imposible acercarse a él.
Fue entonces cuando Jeanette Ferrell, directora del refugio local se hizo cargo de la situación, según informa el canal de noticias NewsChannel 5.
Identificaron los lugares que frecuentaba Patches; pusieron comida y cebos para conseguir acceder a él y, tras semanas intentándolo, lo lograron. Descubrieron entonces que el animal tenía un chip, gracias al cual consiguieron identificarlo.
El pasado de Patches
Su verdadero nombre era Willy y llevaba nada menos que cuatro años desaparecido. Cuando intentaron localizar a su familia, descubrieron que su antiguo “humano” había sido identificado como violento, y no podía tener animales, por lo que el perro no volvió a su antiguo hogar, si es que se podía llamar de ese modo.
Esta información explicaba por qué el pobre no dejaba acercarse a nadie. Afortunadamente, ahora está en las manos adecuadas, recuperándose de un pasado turbulento y, poco a poco, volverá a ser un peludo cariñoso, juguetón y de carácter afable, como es característico de los perros de su raza.
Ya solo queda esperar que encuentre, por fin, ese hogar que merece. ¡Ojalá sea pronto!